8 mar 2023

 DEVOLVAMOS AL 8M SU CARÁCTER COMBATIVO



En los últimos años hay una fecha del mes de marzo que todas las personas activistas y militantes conocen y sobre la que se han formado diversas opiniones al respecto de lo que representa. Hablamos del 8M, del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Se trata de una fecha en la que, desde hace décadas, incluso un siglo, las mujeres han salido a la calle a luchar por sus derechos. Es un día que simboliza la sororidad que ataca al sistema patriarcal, que oprime no solo a las mujeres, sino a toda persona disidente de género, a quienes no encajan en el rol que les asigna la sociedad.

En los últimos años, desde que el feminismo se introdujo en debates políticos y televisivos, se ha ido formando un feminismo institucional que ha resultado ser una búsqueda de privilegios para mujeres cis, blancas y de clase media, y que pretende abanderarse como el único o verdadero feminismo. Sin embargo, desde los feminismos de clase y desde otras minorías sociales y políticas se ha manifestado un rechazo hacia este. ¿Por qué? Porque ese feminismo es blanco y burgués, un feminismo sólo para unas pocas, que no supone un ataque contra el sistema capitalista.

Este feminismo se opone a la violencia machista (que nos sigue violando y asesinando) y defiende derechos de las mujeres (como el aborto libre y gratuito), al igual que la integración de las mujeres al mundo laboral con las mismas condiciones que los hombres (lo que se ha denominado como “romper el techo de cristal”). Sin embargo, olvida a quienes no nos conformamos con el acceso a puestos de poder porque nos oponemos a un sistema económico que mercantiliza nuestros cuerpos; olvida a las migradas y refugiadas, a quienes dejan fuera de las leyes que pretenden proteger a las mujeres; olvida a las personas trans y disidentes de género, negándoles el reconocimiento de su propia existencia… Olvida a tantas personas que sufren violencias del sistema patriarcal y capitalista que no puede considerarse en sí un movimiento de liberación.

Contra esta violencia que se ejerce desde el propio movimiento han surgido diferentes feminismos reclamando esas voces que son silenciadas desde las instituciones. Y es que cuando hablamos de que no hay un único feminismo, sino feminismos en plural, parece que nos contradecimos o que establecemos luchas internas entre nosotres. Pero no se trata de eso.

Quienes entendemos y abogamos por una lucha interseccional somos conscientes de las múltiples opresiones que genera este sistema de mierda. Que haya feminismos denominados como feminismo decolonial, feminismo anticarcelario, ecofeminismo, transfeminismo, feminismo anticapacitista, entre muchos otros, no implica que estos sean incompatibles, todo lo contrario: lo que hacen es poner el foco en violencias específicas que sufrimos las mujeres y personas disidentes más allá de la violencia de género. Deja claro que es una lucha común donde nadie debe quedarse fuera. De ahí nuestra lucha contra el feminismo hegemónico sectario. Es necesario que se nombren y se señalen las diferentes opresiones desde el feminismo para poder hacerlas frente. Una lucha, muchos frentes. De eso se trata. Porque un feminismo que busque exclusivamente la liberación de la mujer sin tener en cuenta el resto de opresiones no es un movimiento de liberación, sino una búsqueda de privilegios.

Y al igual que defendemos que no debe tomarse o entenderse el feminismo institucional como el único feminismo, criticar el feminismo institucional hegemónico no debe volverse una crítica contra el movimiento feminista o el rechazo de este. Y es que cada vez se oyen más voces reaccionarias al feminismo porque este “se ha capitalizado” o se ha vuelto mainstream. Por eso el 8m se ha vuelto una fecha tan polémica, porque parece que todas las que marchan defienden ese feminismo hegemónico y capitalizado, y quienes no apoyamos ese discurso quedamos silenciades. No podemos dejar que se silencien las voces de les compas dentro del propio feminismo.

Renunciar a la lucha feminista el 8m porque ese día esté siendo instrumentalizado por un feminismo con el que no nos identificamos sería una derrota. No podemos dejar que una fecha tan significativa silencie los gritos de les más oprimides y genere un sentimiento de rechazo hacia la lucha feminista.

Resignifiquemos el 8 de marzo como una fecha combativa frente a toda opresión, que no le haga el juego al capital. Apoyemos los bloques críticos y combativos que se organizan en cada territorio, actividades y jornadas inclusivas que no silencien a nadie. Démonos voz entre nosotres y organicémonos para generar ese cambio por el que tanto luchamos.

(Recogido en tierradepinaresantifablogspot)



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